
Pagando los errores de casting de hace 4 años
Con spoilers
La historia en los libros es la que es y es complicado cambiarla, pero todo en el final de esta trilogía extendida a cuatro películas chirría sobremanera. Porque Jennifer Lawrence (que sigue brillante pero tal vez sea esta su peor película de las cuatro plagada de caras puchero a lo Claire Danes) ha demostrado a lo largo de estos años tener más química con cualquier miembro del reparto por insignifcante que parezca que con un Josh Hutcherson que no ha terminado de encontrar su sitio en ningún momento.
Por eso cuesta muchísimo al espectador creer el final y, sobre todo, creer el desarrollo de toda esta última parte de la película, donde la muerte de todos esos personajes no debiera entristecernos porque Peeta sobrevive a todo. Pero la realidad es que hasta Snow llega a despertar más simpatías que Peeta en la que puede ser una de las parejas más atípicas y con menos química de la historia del cine.
A partir de ahí, todo en esta última parte transcurre de manera correcta, pero pese a todo el filme deja muchos huecos y el devenir de muchos de los personajes en el aire. Quitando el trasfondo de crítica a la sociedad que la película retrata con moderado acierto, al final estamos ante una ñoña historia de amor entre dos personajes que pegan menos que el matrimonio de conveniencia de Alaska y Mario. Y acaba lastrando por su propio preso al resto del metraje. Una terrible pena porque sin un error de casting tan garrafal podría haber quedado una cuatrilogía curiosa.
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