Los restos del pasar

Antonio narra su infancia en un pequeño pueblo de Córdoba durante la celebración de la Semana Santa. Es un niño solitario y curioso, lleno de preguntas sobre la vida, la muerte y la religión. Un día conoce a Paco, un pintor de avanzada edad, quien se convierte en su guía. A través de sus conversaciones, Antonio comienza a volcar sus dudas existenciales, especialmente sobre el sentido de la muerte y su relación con la fe. Paco, además de enseñarle a pintar, le revela la importancia de observar el mundo con detenimiento, ayudándole a comprender la vida como un proceso transitorio. A través de los ojos de Antonio, el niño observa por primera vez el significado de la muerte, fascinado por las figuras que procesionan en las noches del Viernes Santo.

Este híbrido entre documental y ficción está dirigido conjuntamente por Luis (Soto) Muñoz y Alfredo Picazo. Ambos definen la película como "una carta a la infancia, a la tradición, a la artesanía local y a la identidad de una tierra como es Andalucía y un pueblo como es Baena."