Terroríficamente mala

Mamá es una película perteneciente al género de thiller sobrenatural nos narra la historia de las hermanas Victoria y Lilly, desaparecidas en el bosque cercano a la urbanización donde vivían el día que su padre mató a su madre. Su tío Lucas y su novia Annabel las han buscado sin cesar durante cinco años. Cuando ocurre lo imposible y las niñas aparecen en una cabaña medio derruida, la pareja empieza a preguntarse si no ha llegado alguien más a su casa acompañando a las niñas. Annabel intenta ofrecer una vida normal a las niñas, pero acaba convencida de que hay una presencia malévola en la casa.

Una historia inquietante e incluso bastante atractiva que después del visionado de la película puedes concluir que es un gran fiasco. Basado en un corto del mismo director puedo decir sin equivocarme que fue una de las películas más flojas de su año y que debería haberse quedado en eso, en un corto. Un guion bastante confuso, escenas que carecen de sentido e incluso, escenas que faltan para poder entender la historia.

Únicamente se salvan las actuaciones de Jessica Chastain que consigue meterse de lleno en su personaje, siendo creíble y no tan carente de sentido como el de Nikolaj Coster-Waldau; también las de Megan Charpentier y Isabelle Nélisse, Victoria y Lilly, que pese a su corta edad tienen una calidad a la hora de actuar que mucho de los actores que completan el elenco.

Otro detalle a destacar es la búsqueda del susto fácil, del típico miedo palomitero que solo es capaz de asustar a aquellos que sean fáciles de impresionar, ni siquiera esta demasiado logrado el ambiente de tensión y misterio, aunque la actuación de Javier Botet (·Rec) como Mamá hace que tengas que apreciar aunque sea un poco la película. Pero aun así, se producen inclusive contradicciones en la historia del personaje de "Mamá", y esto hace que el espectador acabe preguntándose el sentido de la película y acabe averiguando que es inexistente.

En conclusión, un guion flojo, acompañado de un ritmo lento y predecible, además de quedarse en una historia que pudo ser buena pero que no supo llevarse a cabo.