Frío en los huesos

'Manchester frente al mar' cala muy hondo casi sin que te des cuenta. La película, dirigida por Kenneth Lonergan, es un drama aparentemente sencillo que cubre la tensión y el dolor que define su historia y a sus protagonistas con una capa de calma y costumbrismo tranquilo, incluso entrañable, que no hace sino aumentar el impacto de sus momentos más dramáticos. En especial la devastadora revelación que, hacia mitad del filme, nos descubre el trágico pasado de su protagonista y nos obliga a reevaluar lo visto hasta el momento.

Lonergan lleva a cabo una película profundamente conmovedora, con tenues golpes de humor que palian el dolor de la historia que cuenta, y una gran destreza a la hora de manejar el tiempo y el ritmo. Gracias a una magistralmente sutil narración (en la que las elipsis y los saltos en el tiempo se manejan con gran precisión), el dolor de 'Manchester frente al mar' se experimenta casi sin que uno se de cuenta, haciendo que poco a poco nos vayamos involucrando emocionalmente con los personajes, hasta que estos estallan en sobrecogedoras secuencias de una fuerza dramática desbordante.

La labor del reparto es magnífica, empezando por Casey Affleck, que interpreta brillante y silenciosamente a un personaje completamente roto, ahogado en la tristeza y el hastío. Lo acompañan una desgarradora Michelle Williams, que con una sola escena justifica su nominación al Oscar, y Lucas Hedges, que a pesar de ser el responsable de los momentos más ligeros del film, también domina a la perfección el dramatismo de su personaje.

'Manchester frente al mar' nos habla del dolor más profundo posible, y lo hace con naturalidad, inteligencia emocional y finos trazos de comedia que hacen más llevadero el frío que se mete en los huesos. Uno de los mejores dramas de los últimos años.