
La obra maestra de Mulligan
Sin spoilers
Harper Lee escribió en 1960 una obra que pasaría a los anales de la historia como clarificador ejemplo del alegato por la igualdad racial y la justicia. Ganadora del Premio Pulitzer en 1961, narra las vivencias de la propia autora durante la Gran Depresión, basándose en sus recuerdos de infancia en el sur de los Estados Unidos. Llevada a la gran pantalla por Robert Mulligan en 1962 y protagonizada por un Gregory Peck (galardonado con el Oscar) en el papel de Atticus Finch, personaje basado en el propio padre de Harper Lee, un claro ejemplo de moralidad que también en la vida real vivió como abogado y tuvo que defender ante los tribunales al hombre negro.
Con un aire cautivador que rememora cualquier pasado mejor en las alegres (o no tanto) tierras de Alabama, desde el punto de vista de dos inocentes niños, Mulligan nos muestra de forma magistral una serie de valores de los que hoy en día carece gran parte de nuestra sociedad y cuyo visionado es actualmente obligatorio en las escuelas de enseñanza estadounidenses por suponer un canto a la igualdad y una auténtica forma de luchar contra el racismo que uno de los directores de la denominada generación perdida del cine norteamericano llevó a cabo de una forma maravillosamente tragicómica.
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