El impacto Shyamalan

'El sexto sentido', 'El protegido', 'Señales' y 'El bosque' resumen, en una espectacular racha de joyas consecutivas, el inmenso talento de un cineasta que se lanzó al vacío con la infravalorada 'La joven del agua' y nos ofreció su mejor y peor versión con 'El incidente'. Los pasos que siguió a continuación, siguen suponiendo uno de los golpes más grandes que ha recibido el corazón del cinéfilo en mucho tiempo. 'Airbender, el último guerrero' era más que fallida, pero 'After Earth' era el desastre absoluto. Ni sus apasionados defensores encontramos ninguna tabla de salvación desde la que explicar estos dos productos de encargo que enterraban por completo el talento de un genio contrastado. Sabíamos que estaba ahí, pero desconocíamos el modo de hacerlo resucitar. Por eso, cuando el pasado año 2015 se estrenó 'La visita', muchos celebramos con entusiasmo el (semi) milagro. Shyamalan, de nuevo, volvía a disfrutar contando una historia que, con sus más y sus menos, nos devolvía al director que llevábamos demasiado tiempo extrañando. Era un primer paso que, con 'Múltiple', comienza, de manera definitiva, a convertirse en una prometedora realidad.

Partiendo de la base más tradicional del thriller de secuestros, Shyamalan comienza a desarrollar todas sus estrategias narrativas para plantear numerosos interrogantes, provocar las dudas y desconfianzas y, de nuevo, dar un (memorable) puñetazo sobre la mesa en el último suspiro. Hasta ese espectacular epílogo, que es ya uno de los grandes momentos de su trayectoria, Shyamalan deslumbra con una dirección y una puesta en escena tan inteligente como comedida, sobresaliente en su construcción de planos imposibles y sugerentes que funcionan como un reloj. Un estupendo trabajo que encuentra a su mejor cómplice en la interpretación protagonista de James McAvoy. Acompañado por una hipnótica Anya Taylor Joy, el protagonista de 'Expiación' ofrece un auténtico recital, controlando un personaje que parecía incontrolable, encontrando el equilibrio en medio del caos, entregando, en definitiva, una interpretación que es puro impacto.

Un tándem perfecto entre actor y director sobre el que se estructura una historia que, pese a la aparente sencillez de sus primeros pasos y la valentía temeraria de sus últimos compases, redefine por completo su esencia en ese epílogo inolvidable. Por supuesto, no será aquí donde encontréis un análisis detallado del mismo, eso sería estropear la mejor de las sorpresas, pero conviene destacar, una vez más, el ejemplar control que el cineasta demuestra en todo momento.