Idea brillante con borrachera de estrellas y guion irregular

El planteamiento es bastante sencillo y mil veces visto en el cine: un par de científicos descubren que un asteroide chocará con la tierra en seis meses. A partir de ahí, todo es distinto. Porque el Presidente de los Estados Unidos ya no es un héroe que quiere salvar al mundo, sino un clon femenino de Donald Trump que Meryl Streep encarna con la suficiente personalidad para ser un ente propio y no una mera imitación.

En teoría, 'No mires arriba' tiene todos los elementos del cóctel para funcionar: lluvia de estrellas, una sátira política y afilada de la sociedad actual, un presupuesto casi ilimitado... y sin embargo, no termina de despegar en ningún momento.

Los motivos son varios, y tal vez difíciles de resolver. El primero, la duración. A 'No mires arriba' le sobra una hora de metraje, de retirar tramas que no aportan nada al desarrollo del filme. También le sobran estrellas. El personaje de Chalamet no aporta nada, al igual que muchos otros que parecen sólo estar para engordar el casting de estrellas.

Tal vez lo que menos termina de encajar es el tono, y la falta de encontrar uno común para todos los personajes. Tyler Perry y Leonardo DiCaprio, por ejemplo, parecen entender la película de forma diametralmente opuesta en lo que ésta espera conseguir, y eso acaba notándose en sus actuaciones...

Al final lo que debería ser algo divertido de ver termina por convertirse en algo pesado y a veces hasta incómodo. Una lástima, porque los cimientos esta vez estaban ahí.