Hollywood riéndose del público, otra vez

No hay nada nuevo en 'Nunca apagues la luz', título rodado con la única finalidad de llenar multisalas para asustar a adolescentes a golpe de sonido y con las apariciones de la villana de la función, Diana, lo único que funciona en la película (pese a estar totalmente desaprovechada).

Copiando un poco de 'The Ring', 'Reflejos' y 'Frágiles', obtenemos una historia de fondo que la película se empeña en contarnos hasta en tres ocasiones (por aquello de que el público es tonto, pensaría el director) mientras se conforma un collage de clichés del cine de terror que acaban aburriendo. Como ya pasó con 'Mama', 'Nunca apagues la luz' sirve para corroborar que un viral que ha funcionado a la perfección a través de las redes no tiene porqué funcionar bien en su traspaso a largometraje, pues queda claro que se trata de buenas ideas que no daban para mucho más.

Estamos ante el claro ejemplo de que eso de "James Wan presenta" no es sinónimo de calidad (más bien, todo lo contrario). Porque dirigir lo hará muy bien, pero lo de producir, no tanto. De la elección de Teresa Palmer como protagonista es mejor no expresarse, igual que hace ella cada vez que sale en plano.