
Una película coreana de alcance universal
Sin spoilers
Cuando en 1950 estalla la guerra que divide a Corea, un niño llamado Deok-Su tiene que despedirse de su padre y le promete que siempre protegerá a la familia en su lugar. Este es el punto de partida de "Oda a mi padre", un film que han visto 14 millones de surcoreanos.
La película cuenta la epopeya de Deok-Su durante 6 décadas: un ?viaje a la esperanza? desde su infancia y juventud, hasta su madurez junto a su mujer, sus hijos y sus nietos. Se comprende que haya tenido un éxito espectacular en su país, porque lo que narra forma parte de la historia reciente de Corea del Sur, de sus gentes, de sus dramas y de sus alegrías. Pero la cinta está salpicada de valores universales, fácilmente reconocibles por cualquier tipo de espectador: el valor del sacrificio, de la constancia, de la lealtad en los afectos, del perdón, de la compasión, de la generosidad?
Se nota el amplio presupuesto y la producción brilla tanto en las impresionantes escenas de masas, como en las bélicas, en las costumbristas o en las más íntimas. La interpretación, la música y la fotografía rayan también a gran altura, y contribuyen a que "Oda a mi padre" tenga el empaque de película grande.
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