Un sinsentido

Cine bélico + Michael Bay. Uno espera encontrar, para qué vamos a engañarnos, las típicas explosiones marca de la casa aderezadas de la historia que llevó al mayor ataque sorpresa a las tropas americanas en la Segunda Guerra Mundial.

En su lugar, nos encontramos con una película de tres horas a la que le sobran dos y le falta toda la trama para saber cómo se desarrolla el ataque militar. En vez de eso, Michael Bay alterna sus explosiones con una historia romántica menos interesante que un catálogo de ofertas del Carrefour. La química entre Ben Affleck y Kate Beckinsale ni está ni se le espera en todo el metraje.

Las explosiones bien, gracias. Y hay que reconocer que, para la época, están muy bien hechas y salvan -un poquito- la película. Luego está toda la tercera parte. Parece que era imposible hacer una película sobre un ataque a Estados Unidos sin una "venganza" americana. La venganza en la historia y las conocemos todos, Hiroshima y Nagasaki, pero mostrar algo así casi dejaba peor a los americanos, y Michael Bay se saca un insulso, insípido y exasperante tercer acto de pacotilla que corta todo el ritmo a la película y no pega ni con las explosiones ni con la peli romántica que se estaba marcando.

La idea era buena, pero el desarrollo es un desastre. No es de extrañar que a partir de aquí a Michael Bay le pidieran centrarse en las explosiones, que es lo que le queda medio decente en 'Pearl Harbor'.