Buscando el sentido

Mientras que en el cine comercial actual se nos restriega en la cara la explicación de buena parte de los actos de los personajes, la sutilidad era la protagonista en el cine de Robert Bresson, que ya queda lejano para los fans de 'Transformers'. Dentro del marco del cine francés de los años 50, pero al margen del surrealismo y la aversión a las normas de la Nouvelle Vague, Bresson nos brindó una de las películas más sencillas y al mismo tiempo más humanas de la historia del séptimo arte. 'Pickpocket' tiene un breve metraje para lo que podemos estar acostumbrados hoy en día, pero es tan concisa en sus escenarios y personajes que no necesita dilatar el mensaje para que se vuelva obvio.

El joven carterista que protagoniza la cinta desempeña esa ilegal actividad sin una verdadera necesidad de hacerlo, y por tanto por la emoción del momento. Una excitación que todos aquellos nihilistas que no encuentran cobijo en la realidad deben encontrar en actividades alejadas de lo normal, y en este caso de lo legal. Por lo tanto Bresson, con contados personajes y un desarrollo sin demasiadas complicaciones nos plantea una historia tan humana que a medida que la vemos también nos planteamos si realmente nuestros sentimientos se encuentran tan ensimismados como lo podían estar los del protagonista antes de encontrar algo que los revolviera.

Lógicamente no se legitima el acto del robo de carteras, el cual está rodado de manera exquisita y muy técnica, sino que sirve como metáfora, como cualquier otra actividad de ese tipo, podría haber sido empleada de la misma manera. En un momento en el que nos encontramos con una generación supuestamente perdida, con muchos jóvenes a la deriva como consecuencia de una falta de miras en cuestiones educativas preocupantes, ver 'Pickpocket' supone todo un ejercicio de reflexión sobre qué es lo que nos motiva a levantarnos a diario. Y si aquello que hacemos que no es correcto puede propiciar lo mejor que nos ocurra en la vida o no.