Curioso.

Al principio he pensado que esto se trata de un nuevo ejemplo del catetismo español, todo un clásico del cine de este país. Sin embargo, conforme van transcurriendo los minutos, este producto se va convirtiendo en algo más interesante y sugerente, sobre todo con la intervención de los 6 que van en ese coche tan colosal. Jorge Sanz está espléndido, Gonzalo de Castro se desquita y muestra una faceta diferente a con la que le tenemos un poco encasillado, la del médico en el serial 'Doctor Mateo'. Ese resultado particular resulta bastante digno. Pero sobre todo reparo en la "transformación" de María Pujalte, ya que se da lo mismo que lo que suele suceder en la realidad, que el más conservador, es el que resulta ser más morboso (morbosa, en este caso) que todos, si entran en juego sus intereses. Tan solo es necesario tirar de un hilito para quitar la máscara de la intolerancia, propensa a contraerse con lo que es "la buena vida familiar".

Hasta empiezas a disfrutar un poco del mundo realista que presenta esta película, para nada lejos de lo que es en este caso la ficción. Conociendo los problemas que hay en la industria española de rodar dos escenas de puñetazos seguidas, no es cuestión de mostrar excesiva indignación por esa patética "paliza" que se filma por parte de Kira Miró, simplemente hay que intentar ignorar ese tipo de cosas.

La cosa se empieza a animar y va discurriendo un poco en diferentes aspectos y modos de entender cuestiones vitales, siempre presentes en la sociedad, tinte presente en gran parte de lo que es el cine nacional. Logra arrancar algunas carcajadas y hay momentos agradables de ver (no me refiero solo a las perolas de Kira Miró). Es una película simple, de la que te quedas con ganas de más en su transcurso, pero que luego, al concluir te deja con buenas sensaciones, por encima de que las que tenías cuando veías esta película.