
Cuando un director alcanza su madurez creativa
Sin spoilers
Después de los fiascos de Barridos por la Marea y Revolver, pelis que no he visto y por tanto no voy a valorar aunque dudo que tengan mucho que aportar, se esperaba un Guy Ritchie en la línea de los filmes que lo dieron a conocer, Lock and Stock y Snatch, los cuales me gustan pero no me dejaron del todo satisfecho. Así que un servidor guiado por las recomendaciones de que esta RocknRolla era muy similar a las citadas tanto en el tema como en el estilo iba con ganas pero también con cierto recelo, el cual se acrecentó cuando los primeros compases de la peli apoyaban esa afirmación con ese habitual ritmo endiablado, abuso de los diálogos y empleo de una voz en off innecesaria pero que suple carencias, facilita el desarrollo de la trama y adecua un ritmo que Ritchie siempre había sido incapaz de dominar. Es decir, esperaba una cinta que me iba a gustar pero que volvería a dejarme con sinsabores.
Pero para mi sorpresa con el paso de los minutos me he ido encontrado con un filme muy serio, muy sólido y que reivindica a Guy Ritchie como un autor muy a tener en cuenta en los próximos años. Con un estilo más depurado y alcanzando una madurez estética envidiable, Ritchie demuestra una vez más que es un gran guionista y sobre todo un genial dialoguista- a pesar de sus efluvios tarantinianos ha convertido su lenguaje en una de sus señas de identidad- pero con una historia mejor estructurada y además más convincente. Ahora su dominio del ritmo es apreciable y para mantener el interés y suplir carencias ya no sobreexplota a sus personajes ni busca la anécdota fácil, aquí además de estar bien matizados aparecen en las dosis justas y ayuda que estén mejor interpretados, no se puede comparar a Jason Stathan, Vinnie Jones y compañía con actores contrastados como Tom Wilkinson, Gerard Butler, Thandie Newton, Mark Strong...
El uso excesivo de la música se ha convertido en otro de los elementos identificativos de su cine, la cual a pesar de que sigue sin ser muy de mi gusto ha ido puliendo en su faceta narrativa hasta convertirla en una de sus grandes virtudes.
Una historia bien desarrollada y muy bien rematada, sin alargar en exceso un final abierto que me deja muy satisfecho y en la que si tal sobraría una última escena pero que sirve como de especie de introducción, anticipo, de lo que sería una futurible segunda parte.
Y ante todo esto, solo puedo decir, buen trabajo Guy, lo has hecho.
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