
El Síndrome Madonna
Sin spoilers
Todavía no se ha curado. No ha bastado el reciente divorcio, Guy Ritchie aún sigue eclipsado por la megadiva de la canción. Seguramente su vida familiar (¿o quizás no?) fue un remanso de paz, tranquilidad y felicidad, pero su vida artística y/o creativa pareció morir para el inglés cuando conoció/se casó con Madonna. Atrás quedaron esos personajes guays y mega "cool" de "Lock and Stock" y por supuesto "Snatch, cerdos y diamantes"; porque los de ahora son más de cartón piedra, son falsos, no resultan creíbles de tan guays que pretenden ser. Intentando replicar el éxito de sus dos primeras películas -antes citadas-, Ritchie intenta volver a crear un laberíntico guión donde los personajes se entrecruzan para desembocar en una maraña donde todos están implicados. Un multimillonario ruso que pretende forrarse con un oscuro asunto inmobiliario, un concejal del ayuntamiento, un mafioso local con ganas de sacar partido, una glamurosa contable, tres ladronzuelos, yonquis, putas, ladrones, guardaespaldas, matones... una galería más o menos desacertada de personajes que únicamente intentan demostrar lo bien que conoce Ritchie los bajos fondos de Londres cuando eso, ya pasó. Es decir ¿alguien se cree que el marido de Madonna, con la que se ha llevado más de 0cho años, puede tener la más mínima idea de lo que son los gángsters ingleses y de sus trapicheos? Pues eso, que quizás en los inicios adolescentes de Ritchie, en los que no tenía un duro y sabía tangencialmente de algunos sujetos no recomendables, podría resultar creíble. Ahora, no solo no lo resulta, sino que todo parece estar puesto para apabullar al espectador, con presuntamente "insospechados" giros de guión (que no lo son tal, y que los vemos venir de lejos...) movimientos de cámara videocliperos, música cañera y frases ingeniosas (que resultan más cargantes que otra cosa). De poco sirven los muchos esfuerzos de los actores -Gerald Butler, el Leónidas de "300", más perdido que una monja en una discoteca, Thandie Newton, bellísima pero más sosa que una mata de habas, Tom Wilkinson, demasiado gritón y gesticulante para ser un supercapo de la mafia...- para resultar creíbles, cuando todos ellos solo intentan aparentar más que ser. Se me ha roto el corazón cinéfilo al ver que todo el talento, ingenio, agilidad en la narración y originalidad que derrochaba el pulso de Ritchie se ha perdido: ahora es otro cineasta domesticado por la buena vida, cuyas películas ya no tienen el lustro de antaño. Claro, que después de haber perpetrado "Barridos por la marea" (verbigracia de su exesposa Madonna, para su mayor gloria...) y el patinazo de "Revolver" (que ni siquiera obtuvo una razonable distribución internacional y fracasó además en la taquilla) poco podíamos esperar ya de este realizador. Aún así, yo le he dado una oportunidad para que volviera a interesarme. Pero no lo ha logrado, ya que ha sucumbido ante el síndrome de Madonna como lo hicieron en su día Sean Penn (que también se casó con ella) o Warren Beatty. Curiosamente ¿no se han dado cuenta cómo han cambiado sus carreras cuando se separaron de la cantante? Igual es que hay que esperar unos años a que Ritchie se termine de recuperar definitivamente....
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