
Sí y no
Sin spoilers
Algo debemos tener en cuenta cuando asistimos a una película como La habitación: al salir no quedaremos impasibles. La cinta, dirigida por Lenny Abrahamson, es uno de esos trabajos capaces de dividir al público en dos... o la amas o la odias. Y a mí, no me ha convencido.
La habitación arranca con una primera parte sublime, claustrofóbica e ilusionante a la vez. Capaz de hacernos vibrar como pocos títulos lo consiguen. Pero al introducirse en la segunda se desinfla hasta caer en la cotidianidad, en lo incómodo de la normalidad.
Si bien ese planteamiento de lo que ocurre después del shock (en lo que consiste el trauma en sí) resultaba hasta ahora casi inédito y digno de mención, no ocurre igual con su desarrollo. Gusta la idea, sí, pero quizá no así. Pero, aunque podríamos prescindir de planos, de frases, de gestos propios del cine de segunda, jamás podríamos desmerecer el trabajo de unos impecables Brie Larson y Jacob Tremblay.
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