Agárrense a algo fuerte

The Rock por fín logra su mayor éxito en taquilla en solitario y yo que me alegro en ese sentido pero no por esta película, y lo dice un amante del cine de catástrofes y destrucción. Siempre he defendido con uñas y dientes el espectáculo y diversión que me ha dado y me seguirá dando el alemán Roland Emmerich. Pero no, Brad Peyton no es Emmerich ni sabe manejar el humor como lo supo manejar Roland con personajes divertidos como el de Woody Harrellson en 2012. Peyton dirige bien la destrucción, no hay muchos cortes y se disfruta de la acción, una continuidad casi cada quince minutos por lo cual el ritmo se mantiene genial y no da tiempo para el bajón o aburrirse. Sin excederse en duración, cosa que si lo hace en los tópicos y en personajes estereotipados roza el convencionalismo extremo para llevar una película genérica sin riesgos pero tampoco sin pausas. Los personajes rozan el ridículo y algunos diálogos son dignos de tirar a la basura, no quiero hablar del tercer acto que cuando más tienen que hacer llorar únicamente provocan risas. Situaciones inverosímiles, personajes intrascendentes y tópicos a mansalva, sino que me digan ese muchacho que se parece a The Miz de la WWE y su hermano repelente o la Daddario enseñando escote más que dotes de interpretación. The Rock lucha y hace lo que puede, es lo mejor de la cinta y su carisma salva la película pero más allá de ella a parte de no mostrar nada nuevo que tampoco me preocupa eso sí que resulta chocante la falta de riesgo y verosimilitud, el humor y algunos tópicos se pueden tolerar pero no cuando rozan lo excesivo y previsible. Es entretenida y para pasar el rato en el cine con buen sonido y efectos la recomiendo pero por favor no le busquéis el sentido o saldréis vomitando insultos hacia ella y todo el equipo. Pasable.