
Extraña. Con un punto de vista algo seco, pero con interpretaciones memorables.
Sin spoilers
Tenía muchas ganas de ver Shame. Las críticas de la película eran bastante buenas, y reconozco que Michael Fassbender es una actorazo y es una buena razón para ver la película, aunque Carey Mulligan es también una razón de mucha, mucha importancia para ver esta película.
Después de haberla visto he de confesar que me esperaba otro enfoque en el tema. Es una película bastante erótica, con mucho sexo, o como mínimo hay una escena caliente cada cinco-diez minutos. El tema de la película está abordado de un modo frío, seco y sin alma. No tiene esa magia de otras películas extrañas como por ejemplo Drive (Nicolas Winding-Refn, 2011), pero si tiene una de las mejores puestas en escena que muy pocas veces he visto en una película.
Las interpretaciones son de Óscar, sin exagerar: Michael Fassbender da su mejor interpretación hasta la fecha, ya que no he visto interpretar a nadie a un personaje con semejante obsesión por el sexo. Fassbender da hasta miedo, es una interpretación memorable que ha sido pasada por alto por la academia, dejando a Fassbender sin ninguna nominación a los Óscars. Por otro lado, Carey Mulligan demuestra una vez más que es una de las mejores actrices del panorama actual. Es una actriz impresionante y su papel de hermana del personaje de Michael Fassbender es totalmente increible, y da una interpretación espectacular que pocas veces se puede ver.
Por el lado técnico, Steve McQueen hace un gran trabajo en la dirección, en lo que a planos y saber dirigir a sus actores, porque el problema está con lo mencionado antes, el tema está llevado friamente, como sin alma. Cabe destacar que el guión no es tampoco un problema. No es la típica película que porque hablen poco se queda pobre. El guión es bastante bueno, a pesar de que no haya muchas frases.
En definitiva, que me la esperaba mejor, pero eso no significa que no me haya guatado lo suyo. Lo más destacable son las interpretaciones de Michael Fassbender y Carey Mulligan, que se comen la pantalla.
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