Perros y policías

Es difícil criticar una película claramente destinada a un público infantil, e infestada de canes parlantes dedicados a hacer cumplir la ley. No hay palabras para definir un espectáculo así o, quizá, haya demasiadas. En cualquier caso, Superagente canino es todo lo que nos podíamos esperar. Y no es un halago.

El film sigue las aventuras de un perro policía que se verá obligado a trabajar codo con codo junto a un agente del FBI, con la intención de rescatar a un bebé de oso panda que ha sido robado.

No hace falta ser un gran entendido en cine para darse cuenta de que semejante argumento no ganará ningún Oscar. Sin embargo, su vaga concepción como pasatiempo de poca monta tampoco conquistará por completo a los más pequeños de la casa, quienes, aunque sigan siendo infantes, siempre buscan un producto de diversión sincera que puedan disfrutar una y otra vez sin cansarse. Los adultos se verán obligados a soportar hora y media de animales con voces estrafalarias y acentos horripilantes, en un despropósito acompasado por efectos digitales de vergüenza ajena. No digan que no están advertidos.