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Shrek Tercero
2007
6,2
Shrek Tercero

¿Se acabaron las ideas?

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Crítica de 'Shrek Tercero'

De goethemola

04 jul 2007

5,3

Sin spoilers

Este verano del 2007 iba a ser el de las terceras partes: por el momento, ya se han cerrado las trilogías de Piratas del Caribe y Spider-man, ambas con aprobado ramplón (siendo bastante benévolos), constatando el hecho de que los creativos parecen preferir tomar la vía rápida de los efectos especiales a innovar.

Pero, ¿qué sucederá con una película de animación? Ésa era la duda y, en buena medida, la esperanza que muchos albergábamos con la tercera trilogía en discordia, que llega este fin de semana a nuestras pantallas: Shrek Tercero. Y es que, con unas predecesoras absolutamente brillantes, ya fuera por la mera originalidad de su propuesta la primera, o por la agudeza de sus gags y su ritmo trepidante la segunda, Shrek Tercero tenía el listón muy alto.

La película vuelve a situarnos en el país de Muy Muy Lejano, donde el rey Harold agoniza en sus aposentos. Justo antes de morir, y en presencia de su esposa Lilian, su hija Fiona, y Shrek, Harold nombra heredero al trono al ogro. Pero Shrek no parece demasiado predispuesto a convertirse en el nuevo rey, que ve tanto en la corona como en el embarazo de Fiona demasiados cambios en su, hasta entonces, rutinaria vida. Por ello, el ogro se embarcará junto a Asno y el Gato con Botas en una cruzada en busca de un pariente lejano de Harold, Arturo Pendragon, al que quiere instaurar en el trono en su lugar. Mientras tanto, el Príncipe Encantador se dedica a reclutar a todos los villanos de Muy Muy Lejano para alzarse con el poder y cambiar así el transcurso de la historia de los cuentos.

Lo cierto es que, a primera vista, Shrek Tercero pinta muy bien: a una trama con traiciones palaciegas se le une una aventura en toda regla, en una suerte de híbrido entre las dos primeras partes; a eso añadidle una animación extraordinaria y unos personajes cuyo carisma ya es conocido por todos, y podreis haceros una idea de lo que pudo haber llegado a ser Shrek Tercero.

Porque, por desgracia, algo falla.

La película carece de ese humor incisivo y netamente adulto de las dos primeras partes, tornándose algo más inocente, de cara al público infantil; las brillantes parodias de películas y otros fenómenos de la cultura y subcultura contemporáneos siguen estando allí, aunque en menor cantidad y calidad, en favor de un mayor despliegue de números musicales. Además, personajes secundarios como Asno o el Gato con Botas pierden protagonismo en beneficio de un esmirriado Arturo exento de ingenio y de una subtrama palaciega con Fiona, la reina Lillian, Blancanieves, Cenicienta y otras doncellas de cuento de hadas de por medio. Por otro lado, la búsqueda del heredero o, lo que es lo mismo, el conato homérico de Shrek en busca de Kamelot es incomprensiblemente breve y se nos antoja desaprovechado, con todo lo que semejante mundo de espada y brujería, leyenda y misticismo podría haber llegado a aportar, en el que tan sólo cabe destacar a un desaliñado Merlín, el cual nos concede algunos de los mejores gags de toda la película.

Me da la sensación de que los guionistas se vieron incapaces de desbordar al espectador con ese cúmulo de gags y parodias entrelazados que nos ofrecieron en la segunda entrega, en la que había minutos y minutos en los que no podías parar de reir, y decidieron asentarse en una historia algo más madura y sosegada, buscando la esencia de la primera entrega, si bien el resultado final no es el deseado. No digo que Shrek Tercero sea una mala película, o una tremenda decepción, pero nadie puede evitar pensar que su nivel está muy por debajo de sus predecesoras, en una película cuyo ritmo nos hace creer que dura bastante más de sus escasos noventa minutos.

En resumen: divertida a ratos, lenta en otros, carece de esa chispa desenfadada y arrebatadora de sus predecesoras.

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