
Vaya un empacho
Sin spoilers
El drama social es uno de los géneros más agradecidos no solo de la cinematografía norteamericana, sino de cualquier cinematografía: tocar el pulso -y la conciencia- de los espectadores, haciéndoles mirar a su al rededor (justo al contrario de lo que deber ser el cine, como "fábrica de sueños") es otra fórmula para concienciar lo mal que está la vida y lo necesitados que estamos de altruismo, de buena voluntad y de héroes, en definitiva. Vale, hasta ahí bien. Pero lo que plantea este film ¡¡¡es un suicidio!!! Es decir, un hombre tiene un brutal accidente de tráfico en el que muere su esposa, y en el mismo, también mata a siete personas más, saliendo únicamente él ileso del mismo. Por esa regla de tres... ¿ahora tiene que suicidarse mientras ayuda a otras siete personas? ¿? Si, muy bonito, muy poético, muy lírico... pero la historia parece estar diseñada de principio a fin como una especie de pornografía emocional donde todo se encamina a un superdrama cada vez mayor, plano a plano, secuencia a secuencia. Este derrotero argumental tan poco justificable de la historia, conlleva a una total sobreactuación de Will Smith, un actor que ha demostrado sobradamente su capacidad no solo para la comedia (es más que evidente) sino también para el drama (¿por qué nadie recuerda sus excelentes trabajos en "La Leyenda de Bagger Vance" o "Seis grados de separación", sus dos mejores actuaciones con diferencia?). Para colmo de males, resulta que al mediocre Gabriele Muccino (que visto lo visto, "En busca de la felicidad" le salió de chiripa, o bien se la dirigió su primo...) se le ocurre un montaje "creativo", mezclando las líneas temporales de manera que nadie entienda absolutamente nada de la historia hasta los últimos diez minutos de proyección. El resultado es un film tremendamente aburrido, sentimentaloide, baboso, demasiado crudo, poco hecho y tremendamente tramposo, que intenta jugar con los sentimientos del espectador muy burdamente y que, en definitiva, resulta un completo empacho de emociones forzadas, supuestamente enternecedoras, pero que a base de repetir acumulativamente cimas dramáticas, terminan por inmunizar y cansar. Claro que no tendríamos que sorprendernos, al saber que el guionista ha hecho en este su primer largometraje y que proviene de la televisión tras hacer series como "Sabrina, la bruja" (sin comentarios). Eso si, está hecho para que Mr. Smith se luzca a base de bien -de hecho, Will Smith también es productor de la misma...-
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