Steve Jobs discutiendo a todas horas con todo el mundo

La vida de Steve Jobs da para mucho y es cierto que no se puede contar todo en una película en dos horas. La idea de Aaron Sorkin y Danny Boile de contar la vida de Jobs basada en tres momentos de su vida, que en realidad son tres de sus populares keynotes, podría incluso llegar a tener sentido si, al menos, se nos hubiera intentado mostrar varios aspectos de la vida del empresario.

En su lugar, Steve Jobs es una sucesión de discusiones entre Michael Fassbender y un reducido universo de personajes de su entorno durante dos horas. Y para de contar. La historia de Apple o el por qué de los productos se toca de puntillas, mientras el cómo se crearon ni siquiera se aborda. Los tres o cuatro momentos en los que se nos quiere presentar a Jobs como visionario son tan breves y están tan metidos con calzador que acaban por quedar ridículos.

Una enorme parte de la película se centra en la relación entre Jobs, su hija Lisa y la madre de ésta. Una hija que al principio Jobs no quiere reconocer. Si nos atenemos a la biografía que se publicó de Jobs, la historia de Lisa apenas marca la primera etapa profesional de la vida de Jobs. Para cuando la película termina con la presentación del iMac, la vida de Steve Jobs y sus preocupaciones ya eran otras ?nuevo matrimonio, etapa en india, etc.- que ni se abordan en el filme. Es más, en esa última keynote tenía ya otros tres hijos y llevaba casado 8 años con Laurene Powelll.

Michael Fassbender y, sobre todo, Kate Winslet, son lo más salvable de una película en la que Seth Rogen y Jeff Daniels no pegan ni con cola en el universo Jobs. Aunque la principal pega está en el guion simplista y culebronista que se le quiere dar a toda una historia de un personaje que no siempre se presta a ello.

Al menos ?La red social? intentaba presentar una historia más compleja como lo que es, y no una caricatura de los personajes.