
Un Eastwood demasiado tibio
Sin spoilers
Para su trigésimo quinto largometraje como director, el veterano Clint Eastwood atrapa con firmeza el mediático amerizaje forzoso del río Hudson (acondecido en enero de 2009 y con el milagroso saldo de cero víctimas) para ir desgranando lo que no se vio más allá del show televisivo y mediático: es decir, la investigación posterior en la que la propia compañía aérea, presionada por las aseguradoras, llegó a poner en tela de juicio la maniobra milagrosa efectuada por el comandante Chesley Sullenberg (Tom Hanks) y su primer oficial Jeff Skiles (Aaron Heckhart). Un análisis prometedor en su planteamiento pero que Eastwood, sorprendentemente, resuelve con un relato inconexo de los acontecimientos donde se abusa de los flashbacks (muchos parecen a capricho) y se deja poco margen a los posibles claroscuros de unos personajes sin aristas en una historia cuya resolución final, factor humano mediante (y determinante), parece demasiado evidente.
Eastwood, demoledor a la hora de retratar temas tan complejos como la crudeza de la muerte ('Sin perdón'), la infancia arrebatada ('Mystic River') o la redención humana ('Million Dollar Baby'), resulta demasiado tibio ante un material que le daba la oportunidad de poner el dedo en la llaga sobre el cinismo de nuestro actual sistema de valores, y 'Sully' no deja de ser otro retrato más de los traumas y temores post 11S que aún atenazan al estadounidense medio. No le discuto su verosimilitud, pero le encuentro falto de pasión, de garra, de una humanidad que vaya un poco más allá del habitual y conocido carisma de su protagonista y que haga más emocionante esta analítica reconstrucción del llamado "milagro del Hudson".
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