Secuela que no se estanca

Iba con unas expectativas muy bajas debido a los comentarios y críticas en general esperándome una secuela que repetiría fórmula y gastaría chistes de la primera pero todo lo contrario, aun siendo una secuela más light (entendedme, en el vocabulario no pero en lo demás sí) logra ser divertida y graciosa además de entretenida pese a su duración, que estamos hablando de casi dos horas con un oso buscando ser persona reconocida y no propiedad cosa que me parece muy realista y original bien explotado. Ahí se deja claro que la vida de Ted tiene mucho donde se puede explorar y aunque en sí sea previsible no cambia de tono como si lo hizo la primera pasando a un último acto muy melancólico. Deja gags para la posteridad y realmente desternillantes, quizás fastidie un poco que su guión no haga justicia a algunos secundarios como por ejemplo Giovanni Ribisi quien lo debieron dejar como lo que fue en la primera y no usarlo de nuevo para gastarlo ya que se podría haber alternado otra cosa para generar lo que genera su presencia en el último acto ya que en el resto de la cinta es intrascendente. Wahlberg, Seyfried y MacFarlane se compenetran genial y la química se desprende de manera hilarante. Muy acertados muchos gags aunque algunos chistes sean tan americanos con cameos que no conozco por lo cual a los norteamericanos les resultará divertido en momentos que a mí no. Como guión puedo decir que la primera tenía más encanto, humor, gamberrismo y diversión pero como secuela no se estanca ni repite fórmula, simplemente es una secuela menor y a la vez mejor de lo esperado. Ojo, que hay escena post-créditos aunque breve y poco trascendente si resulta agradable gracias a un divertido y autoparódico cameo. En definitiva, MacFarlane resurge tras la decepcionante Mil maneras de morder el polvo.