MacFarlane puro y duro en una muy digna secuela

Reconozco que la primera 'Ted' me gustó y que iba al cine con mucho miedo y muy pocas expectativas con esta segunda parte. Me equivocaba. Tal vez el primer error fue dejarme guiar por el tráiler. Estamos tan acostumbrados a que los mejores gags y casi toda la trama aparezca en los tráilers que muchas veces vamos al cine con la película medio vista. Los tráilers de 'Los Minions' ya habían destripado el 80% de las mejores bromas de la película. Pero en 'Ted 2' todo es diferente. Hasta Amanda Seyfried, que no es santo de mi devoción y en el tráiler me daba pereza, acaba haciendo un personaje relativamente gracioso.

'Ted 2' tiene dos retos por delante que consigue superar con bastante soltura. Primero, el ser una secuela de una película de éxito muy peculiar. Una ópera prima de Seth MacFarlane que era más un capricho que algo serio. Llena de cameos, guiños, y el estilo MacFarlane. 'Ted 2' es lo mismo pero más reposado. No se intenta abusar de los cameos (aunque hay bastantes) ni excursarse por ser cómo es. Sin ir más lejos la cabecera, una versión real de alto presupuesto de la de 'Padre de familia', un capricho puro y duro de MacFarlane que sólo los muy fans serán capaces de apreciar.

El segundo reto de 'Ted 2' es, sin duda, la marcha de Mila Kunis. Al final Amanda Seyfried acaba haciendo un buen papel aunque sí que se echa en falta el carisma de Kunis que Syfried no es capaz de desprender ni poniéndole todo el empeño del mundo, que se lo pone. Pero 'Ted 2' es sobre todo más Ted. Menos Mark Whalberg que en las primeras, más Tami-Lynn y más chistes burros sobre sexo y drogas.

Y tal vez por eso al final acaba siendo otra película más que redonda, dentro que lo podemos esperar en un filme así. Un buen argumento y un humor políticamente incorrecto aderezado con las locuras y excentricidades de Seth MacFarlane, pero ligeramente más controladas que en la primera entrega. Un servidor se queda con ganas de 'Ted 3'. El único peor que le podemos poner es que muchos chistes y gags están muy enfocados a la cultura norteamericana, y fuera pueden ser difíciles de entender.