El mundo extraño de Lynch

Lo que podría ser la típica historia ochentera de un joven que vuelve a su pueblo, se enamora de la chica y ambos se ponen a investigar un delito es transformada por David Lynch, emborronada, nublada por sombras oscuras y personajes demenciales.

No es una obra maestra, pero Lynch crea una historia eficaz, que causa intriga y que carga, como siempre, de pequeños simbolismos que llevan su sello. La mezcla entre locura y elementos visualmente desagradables es manejada con mucho estilo por el director, convirtiéndolas en parte de su obra.

El uso de la locura o el mundo del subconsciente ofrece mucho juego, y da lugar a personajes extraños, impredecibles, como el personaje interpretado por Isabella Rossellini, que pronto deja de presentarse como un ser racional para actuar por puro impulso, por tristeza o desesperación.

Como todas las películas de Lynch, el segundo visionado siempre te ofrecerá multitud de detalles antes no percibidos, pues el realizador no es de los partidarios en comprender al público, si no de obligar al público a que le comprendan a él.