Terror para niños con magia ochentera

Eli Roth es conocido por dirigir películas como 'Cabin Fever', 'Hostel' 1 y 2 o 'El infierno verde', y por aparecer como actor en 'Death Proof' y 'Malditos bastardos', de Quentin Tarantino. ¿Qué tienen en común estas películas? Que todas son para mayores de 18 años y están repletas de violencia extrema. Por eso resulta chocante que su nuevo trabajo como realizador sea algo como 'La casa del reloj en la pared', una película fantástica para toda la familia.

Con 'La casa del reloj en la pared', Roth encuentra la manera de poner su conocimiento y gusto por el cine de género y la serie B al servicio de un producto orientado al público pre-adolescente que se salda con muy buenos resultados. Y es que hacer una película de terror para niños no es una tarea fácil. Tiene que resultar lo suficientemente terrorífica y amenazante como para no espantar a los más mayores que los acompañan, pero también saber dónde está el límite para no crear traumas de por vida. Y Roth logra hallar este equilibrio, gracias a la ayuda de Steven Spielberg, cuya productora Amblin se encuentra detrás del proyecto.

'La casa del reloj en la pared' reproduce con tino el espíritu del cine fantástico de los 80, cuando las películas para todos los públicos se atrevían a asustar de verdad a los niños y, así, creaba experiencias memorables que alimentan la nostalgia que hoy en día tanto vende. Pero también recuerda a sagas recientes como 'Harry Potter', 'Una serie de catastróficas desdichas' y el reboot de 'Pesadillas' de R.L. Stine.

Con un diseño de producción estupendo que construye una mansión llena de asombro y rincones ocultos y dos protagonistas adultos excelentes (lo mejor de la película es una maravillosa Cate Blanchett pasándoselo en grande y las pullas que se lanza con Jack Black), 'La casa del reloj en la pared' ofrece la magia y la diversión (por momentos muy extraña) perfecta para atrapar a los niños sin perder a sus padres.