Merece la pena

Thomas Vintenberg parece decidido a seguir cumpliendo algunas de las premisas que, junto a su amigo Lars Von Trier, se comprometió a seguir allá por los años noventa en su Manifiesto Dogma.

Esto es, rodar una película sin artificios, sin grandes efectos especiales,en localizaciones reales y cámara en mano.

De este modo, como si nos asomásemos a través de una ventana, nos colamos en la cotidianidad de un pequeño pueblo nórdico, sus peleas domésticas, sus celebraciones,sus trabajos hasta que una mentira infantil rompe la armonía y se desencandena una situación de acoso y derribo al protagonista, como si éste fuese la presa de una jornada de caza.

No es esta la típica película donde un inocente lucha por demostrar su inocencia, aquí el protagonista asiste impotente al ostracismo al que lo condenan sus vecinos. A Vittenberg parece interesarle más los comportamientos de sus personajes, sus reacciones , sus emociones a lo largo de todo el proceso que

el triunfo de la verdad.

Una vez más, Mads Mikkelsen demuestra que es un actor con mayúsculas, con un personaje muy humano, aunque en la industria americana se empeñen en darle papeles de villano.