Una cena de esas que no se olvidan

'La invitación' es una de esas películas de las que no puedes contarle mucho a alguien si no quieres fastidiársela: si desvelas el género, desvelas el final. Así que no leáis mucho (o nada) sobre ella si queréis disfrutarla. Quedaos con que es un magnífico thriller.

El film empieza de un modo que me apasiona: una secuencia iniciática que marca el tono de manera rotunda. En este caso, el tono coincide con la personalidad del protagonista, Will (Logan Marshall-Green); será a través de su mirada dislocada y marginal (verá las cosas distintas a como lo hacen el resto de personajes) que se nos narre la historia.

Will acude con su novia a la casa de su antigua pareja, Eden, tras recibir una invitación para pasar la velada. La relación entre Will y Eden se truncó tras la muerte de su hijo, suceso que dejó a ambos traumatizados. Después de dos años desaparecida junto con su nueva pareja, Eden ha convocado al grupo de antiguos amigos para una especie de reconciliación.

Una vez en la casa (antaño hogar de Will), el protagonista desconfía de la actitud y los sospechosos (a sus ojos) gestos de la pareja anfitriona. La actitud paranoica de Will tensará la atmósfera, tensión que se incrementará conforme avance la noche. ¿Está Will trastornado o realmente sucede algo extraño en la casa?

Destacan las excelentes interpretaciones, la sobriedad de la propuesta, el ritmo medido a navaja y un delicioso hálito indie.