Bello cuento siniestro

Si la historia que Achero Mañas nos propone se contempla como si fuera un cuento, nos hayamos ante una hermosa película, con momentos muy grandes y narrados con una sensibilidad fuera de lo común. Si esta historia se toma tal cual, tragándonos las imágenes según van saliendo en la pantalla, sin abstraernos de la realidad, se corre el riesgo de no creerse nada y de pensar que este Achero se ha pasado tres pueblos con un ridículo despropósito sobre una paternidad demente.

Según va avanzando el metraje, enseguida la historia se va tornando oscura e inquietante. Es el momento de optar por verla como una fábula, como un cuento amargo y siniestro que ocultándose bajo el "inocente" rostro de una niña va inyectando veneno en varios temas: La descomunal tiranía que puede llegar a ejercer una desvalida criatura de un modo más o menos consciente sobre su entorno inmediato; el trastorno, fulminante como un hachazo, que deja la muerte súbita de la pareja sobre la vida y el cerebro del que permanece vivo; la frágil solidez de las supuestas amistades inquebrantables.

Esta película requiere de una gran interpretación de los actores para no caer en el ridículo, y yo personalmente me quito el sombrero ante la portentosa interpretación de Juan Diego Botto.

En un papel con el que hubiera sido facilísimo y tentador caer en la sobreactuación, Juan Diego se mantiene sobrio, contenido, dotando al torturado padre y viudo que interpreta, de una humanidad y sensibilidad que va creciendo según la historia va dando vueltas de tuerca. Y todo bajo unos primeros planos continuos y demoledores que no dejarían oculto ningún tipo de artificio interpretativo. En los USA esto sería un papelón de Oscar.

Najwa Nimri está perfecta en su corto papel de imperceptible loba manipuladora, al igual que Pedro Alonso como el compañero de trabajo y amigo fiel que luego no parece que se ponga a la altura de las circunstancias. La niña, supongo que descubierta entre millones de candidatas, cumple con creces como tierno monstruo desestabilizador.

Muy bueno también José Luis Gómez en su papel de transformista algo patético, en el único personaje que chirría un poco en el conjunto. Creo que se le quiere dar una trascendencia y un peso en la historia cuando esta podría funcionar perfectamente sin él. Señalo también la fotografía. La película está realizada con colores fríos, sin resaltes, casi irreales de puro asépticos, en consonancia con las mentes dañadas de los protagonistas. Para mí es un acierto, una historia tan tremenda como la que se cuenta aquí quedaría exagerada poniendo en ella toda la luz del sol.

Y por último menciono el final de la película (no lo voy a contar, tranquilos). Cuando uno se pregunta a qué viene el repentino cambio de aptitud de Dafne, la sirena que va invadiendo la escena nos saca del cuento a nosotros y devuelve a la realidad al padre, a una realidad presumíblemente más amarga y más siniestra que la fábula que acaba de terminar. Final perfecto en toda su tristeza.