Tras el verano

Paula, Raúl y Dani podrían ser una familia más. Lo parecen. Viven juntos, comparten rutinas, celebran cumpleaños, se despiden en la puerta del colegio. Pero hay un detalle que lo cambia todo: Dani no es hijo biológico de Paula. Y eso, para la ley, basta para invalidar cualquier vínculo.

'Tras el verano' nos sumerge en la historia de una mujer que ha ejercido la maternidad con todo lo que eso implica —entrega, cuidados, amor incondicional—, pero que ahora se enfrenta al abismo de perder al niño que considera su hijo. La separación de la pareja amenaza con romper no solo una relación sentimental, sino también una familiar, y lo que está en juego no es solo el rol de Paula, sino el bienestar emocional de Dani.

¿Puede alguien dejar de ser madre de un día para otro solo porque no hay un papel que lo diga? ¿Cómo se despide una madre de un hijo al que no se le permite llamar suyo? Con sensibilidad y sin golpes bajos, la película plantea un conflicto íntimo que interpela a la sociedad entera: ¿de qué están hechos realmente los vínculos?, ¿es el ADN más fuerte que los afectos?

Al poner el foco en lo desgarrador de una despedida no deseada y en el vacío legal que silencia vínculos reales, invita a mirar más allá de las etiquetas y a preguntarse qué significa, en última instancia, ser madre.