
Bayona vuelve a vernos
Sin spoilers
Será la magia del cine aquello que a veces te llama a ver una película desde antes, incluso, de saber de qué va realmente el argumento, pero existe, esa magia existe, señores. Y no sabría deciros donde está, ni que la crea exactamente pero si os aseguro que está ahí, en algún lugar, y nos puede tocar de vez en cuando.
Confieso que tengo debilidad por Bayona: por él y por su cine, por la persona que me encantaría conocer algún día y por el director que no para de sorprenderme en cada trabajo. Y esta admiración ya viene de atrás, exactamente desde aquel orfanato que mas que aterrorizarnos nos estremeció en su día. Admiración que aumentó mas si cabe hasta conseguir lo imposible con aquel tsunami que barrió los corazones de tanta gente en cines y que arrasó el mío en particular para siempre. Ahora, con su última película nos ha demostrado que realmente un monstruo del cine ha venido a vernos de nuevo, y a estos monstruos hay que abrirles la puerta de par en par para recibirlos. Esa es la única manera que encuentro, desde la distancia, de agradecer tan infinitamente lo que Jota ha conseguido con sólo tres películas y, muy especialmente, con esta última en la que me voy a centrar.
Sonará a tópico... a "cliché" de crítico pero "Un monstruo viene a verme" es mucho mas que una película. Si le abres tu corazón es capaz de curarte el alma. No es cine sin mas. No sólo se trata de sentarte en una butaca y someterte a casi dos horas de puro entretenimiento sin más sino que debes saber que tras ponerte cómodo en tu asiento, debes abrirte en cuerpo y alma a cada uno de los minutos que componen esta obra maestra. No sólo es reír o llorar con una buena historia como estamos acostumbrados, es poder sentir cada escena, cada uno de los detalles que la componen y que, cuando llegues a casa, reflexiones, la asimiles y la termines de hacer completamente tuya.
La película ayuda a entender nuestros propios miedos: esos miedos oscuros, tenebrosos, crueles. aquellos escondidos en lo mas profundo de nuestro ser. Los miedos que todos guardamos en algún lugar. Y una vez entendido esto, la película también nos permitirá sacarlos a la luz de una forma mágica y sublime para curarnos del lado mas duro que nos plantea la vida algunas veces. Es un canto a la vida, una lección de las que no se olvidan tan fácilmente. Una reflexión que puede cambiar algo de ti para siempre si sabes llevarla a tu terreno. ¿Y no es bonito cuando una película tiene el poder de hacer esto? ¿Y no es mágico cuando apenas un par de horas poseen el poder de curarte?
Estamos ante una de las joyas del año: Hipnótica, delicada, dura, realista, hecha con mucho gusto, llena de matices, con un trasfondo que hay que saber interpretar para que te cale tan hondo como debe hacerlo... pero de cualquier manera hablamos de una de las películas mas conmovedoras de nuestra historia.
Quizás, lo que haga esta historia tan personal no solo sea el enorme trabajo de su director sino el hecho de que el propio autor de la novela en que está basada la película sea también el guionista de su adaptación en cines. No se si os habéis parado a pensar alguna vez en esto pero quien mejor que Patrick Ness para transmitir el encanto de su libro a esta película que también ha conquistado el corazón de tanta gente. Sin duda, esta elección ha sido uno de los factores de tal éxito.
Y como todo éxito, merece su recompensa. Es difícil desde este lado del charco llegar a cruzarse con alguna nominación al Oscar pero su guion adaptado no merece menos que una nominación, el tema principal de Keane no sería justo que se escapase de ese reconocimiento y el trabajo de Juan Antonio Bayona tampoco debería irse de rositas sin un merecido nombramiento en su categoría. El resto de aspectos pueden ser mejorables, pero esas tres categorías no merecen menos que optar a una estatuilla.
Volviendo a profundizar en la película os diré que la sufrí el día de su estreno pero la gocé tres días después cuando la vi por segunda vez. En la primera ocasión salí destrozado, devastado de aquella sala pero a la vez, lo hice renacido. En la siguiente ocasión pude pararme a disfrutar de mas detalles, sufrí menos (pero sufrí también) y fui descubriendo que la película mas personal de su director parece estar llena de pedacitos íntimos que a pesar de que nunca descubramos realmente su origen o significado, son los que colaboran de forma importante en hacer mágica esta historia. Y días después de aquel lunes, ese encantador árbol seguía dando vueltas en mi cabeza con lo que llegué a darme cuenta de algo que solo los que mas han sentido la película sabrán de que hablo y es que la primera vez que acudí al cine, un monstruo vino a verme a mi pero en el segundo pase fui yo el que vio al monstruo en todo su esplendor.
"A monster calls" es Sigourney Weaver con poco o ningún maquillaje en una escena tan intensa como brillante, es un plano exquisito con acuarelas deslizándose por un papel, es un Lewis MacDougall tan joven como talentoso metiéndose en la piel de un niño con el que cualquiera podría identificarse, es una banda sonora que consiguió emocionarme desde la primera vez que la disfruté en Spotify (incluso antes de haber visionado la película), es valiente, realmente dura en mas de una ocasión, es un tema tan crudo y real utilizado como mera excusa para hacer magia con el resto del argumento. No es una película sobre el cáncer, la enfermedad solo es un acontecimiento mas que no ocupa el protagonismo que posiblemente esperas. "A monster calls" es hermosa en cualquier aspecto técnico, es sensible y deslumbrante en cada segundo que la forman, es un monstruo creado con mas matices que ramas, es todo eso y mil elogios más.
"Un monstruo viene a verme" ya es una de las películas del año pero también será el cuento de vuestra vida si acudís al cine realmente dispuestos a verle vosotros a él.
@_danibaez_
Críticas de los usuarios