Crudeza visual

Sussane Bier es una cineasta de pro. Todos aquellos que vislumbran cualquiera de sus obras pueden hacerse a la idea de lo que van a vivir. Drama, belleza y sobre todo dureza real es lo que caracteriza este tipo de cine, más teniendo en cuenta la última de sus obras: Una segunda oportunidad. Esta película consta de unas interpretaciones solventes y creíbles ante todo. Por momentos abusa de la crudeza acompañada de demasiados primeros planos de los ojos de los personajes en lo que consiste por un intento de expresar emociones a través de la imagen.

Un guión bastante aceptable a pesar de la dificultad del relato con escenas realmente duras. El tema de la paternidad, el amor y el paso del tiempo aparecen correctamente expuestas y ante todos los traumas vividos por cualquier persona a lo largo de la infancia que nos impide diferenciar entre amar u odiar. Diría que el trabajo de dirección podría tratarse de algo a medio gas, con una intencionalidad confusa.