
El capítulo redentor de la saga 'X-Men'
Sin spoilers
En 1981 Marvel publicó una trama en dos números de la colección Uncanny X-Men que sería recordada durante años: 'Días del Futuro Pasado'. En ella, asistimos a un futuro distópico en el que los centinelas controlan que los mutantes estén encerrados en una especie de campos de concentración, desde donde Kitty Pride se proyectaba a su yo del pasado con el fin de poder cambiar el futuro.
En 2011, Matthew Vaughn tomaba las riendas de una saga que parecía tocada y hundida tras una floja tercera entrega ('X-Men: La decisión final') y un spin-off que no había estado a la altura del personaje estrella de la saga ('X-Men Orígenes: Lobezno'). Y lo hacía viajando al pasado, a la década de los sesenta, con 'X-Men: Primera Clase', contando en clave de precuela el origen de la Patrulla X. El resultado fue glorioso: taquilla y crítica recibieron con entusiasmo la bocanada de aire fresco en el universo mutante y, como era de esperar, la secuela de ésta (séptimo film de la saga) estaba más que confirmada. Qué mejor forma de continuar con la saga que uniendo a las dos patrullas fílmicas en una sola película, volviendo del pasado al futuro y viceversa.
Bryan Singer, responsable de las dos primeras entregas, 'X-Men' y 'X2', retoma de forma magistral las riendas de la saga. A través de dos líneas temporales, se da respuesta (o al menos se intenta) a todas las incongruencias plasmadas en la pantalla en algunas de las películas precedentes, y nos prepara para lo que vendrá, alimentando el engranaje de la franquicia mutante de cara a posteriores entregas ('X-Men: Apocalypse'), un futuro que hace las paces con el pasado dando coherencia a toda la saga cinematográfica.
Saltando una década en el tiempo tras aquella primera clase, asistimos al reencuentro de unos jóvenes Charles Xavier (James McAvoy), Magneto (Michael Fassbender), Mística (Jennifer Lawrence) y Bestia (Nicholas Hoult), por obra y gracia de Lobezno (Hugh Jackman), en cuyas manos recae el destino del futuro, pues es él quien ha sido traido al pasado por Kitty Pride (Ellen Page) desde un futuro desolado donde los propios doctor X (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen) están luchando por su supervivencia junto a los pocos mutantes que quedan vivos en el planeta: Tormenta (Halle Berry), Hombre de Hielo (Shawn Ashmore), Coloso (Daniel Cudmore), Bishop (Omar Sly), Blink (Bingbing Fan), Sendero de Guerra (Booboo Stewart) y Sunspot (Adan Canto). Debemos ver más allá del ambicioso reparto (para cuyas sorpresas hay que esperar al final del film) para entender un éxito que ya está asegurado, pues Singer resuelve de genial manera (aunque se le pueda tachar haber hecho un deus ex machina) dos historias que se complementan mientras van avanzando en paralelo, otorgándolas de vida y momentos impagables (Evan Peters como Quicksilver) con los que los verdaderos amantes del universo mutante nos podemos sentir agradecidos. Una historia llena de geniales efectos visuales cuyo verdadero trasfondo nos habla del perdón y la redención.
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