La peste inocua
Con spoilers
Alberto Rodríguez dirige en 'La peste' la ambición de esa Sevilla deseosa de convertirse en la capital de la España del siglo XVI y, en esas, maneja un carro podrido en el que se contiene una imagen muy compleja de la ciudad, con la enfermedad separando a los ricos y pobres, los ricos comerciando con ella y la podredumbre que oculta el pecado central del conflicto.
En este sentido, la serie de Movistar es un poco un caramelo envenenado, una serie de época que recrea muy bien el ambiente de forma acertada pero, en balance con el guión, puede parece una pompa de jabón sin demasiadas tentaciones dentro para retenernos como espectadores. Sí, Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, su guionista habitual, han creado en 'La peste' cierta intriga pero sus personajes protagonistas no llegan a importarnos. Ni ellos, ni tampoco los asesinatos que se están produciendo en la ciudad, cuyo desarrollo al final se revela un poco simplista.
Por eso, para algunos puede tratarse de una serie incluso efectista, que se ha molestado mucho en que nos paremos a admirar la estética y la factura visual sin aportar más valor al recorrido de la historia. El único personaje que verdaderamente me provocó algo y me dejó con ganas de saber más fue la pintora interpretada por Patricia López Arnáiz; mientras que al sacerdote de Manolo Solo le faltaría una mayor profundidad como villano.
Crítica eCartelera
'La peste: La mano de la garduña': Una segunda temporada más épica, imponente y accesible
Críticas de los usuarios
Sansangue
Alberto Rodríguez dirige en 'La peste' la ambición de esa Sevilla deseosa de convertirse en la capital de la España del siglo XVI y, en esas, maneja un carro podrido en el que se contiene una imagen muy compleja de la ciudad, con la enfermedad separando a los ricos y pobres, los ricos comerciando con ella y la podredumbre que oculta el pecado central del ...Leer más